El ministro de Energía respondió preguntas de diputados en un extenso plenario de comisiones. Antes, hizo una exposición en la que apuntó duramente contra el kirchnerismo. De Vido finalmente no asistió.

El ministro de Energía, Juan José Aranguren, se presentó ante un plenario de comisiones de la Cámara de Diputados para referirse al aumento en las tarifas de servicios públicos que promueve el Gobierno, y que se encuentran frenados por decisiones judiciales.

La reunión se anticipaba con cierta tensión, dado que dirigentes opositores han cuestionado con dureza las subas y en particular el papel de Aranguren. El Frente para la Victoria incluso denunció al funcionario en la Justicia y planeaba descargar munición gruesa en su contra durante la jornada.

Para la interpelación, el kirchnerismo presentó una nutrida concurrencia, en la que figuraban, por caso, Máximo Kirchner y otros representantes de la agrupación La Cámpora. Sin embargo, el titular de la comisión de Energía, el ex ministro de Planificación Federal Julio De Vido, resolvió no participar. Las razones fueron expuestas en un mensaje en su muro de Facebook, en el que explicó que no quería que se «desvíe la discusión hacia cuestiones que responden a diferentes concepciones ideológicas y políticas, especialmente en relación al rol del Estado, la soberanía nacional y el libre mercado, como ha quedado de manifiesto en los numerosos debates que en forma pública y privada hemos mantenido con quien hoy es ministro». Es que desde el oficialismo había trascendido que De Vido sería blanco de sus críticas a propósito de su gestión en el área, ya que ese espacio lo culpa por generar un escenario que hoy requiere de las reformas que impulsa.

En el inicio de su alocución, el ministro remarcó que en los últimos 12 años Argentina «pasó de tener energía abundante y barata, a escasa y cara». Según explicó, «el sector representaba un gran desorden, con alta discrecionalidad». Aseguró que había «distorsión de precios y falta de capacidad de generación de energía», entre otros problemas.

En su denuncia de lo que denominó una «grave herencia» del sector, apuntó que hubo un «crecimiento récord de la demanda que no pudo ser acompañado por la oferta a pesar del nivel de inversión estatal que se produjo».

Apoyado en gráficos que se mostraron a los diputados –algunos de los cuales portaban carteles contra sus medidas–, detalló la situación en cuanto a la generación de energía eléctrica y el gas natural, y se refirió a los vaivenes del precio del petróleo y su impacto. Dijo que los «precios artificiales» afectaron las inversiones necesarias y que durante años se aplicaron subsidios para sectores pudientes y se castigó a los más postergados.

«Nuestro país es el segundo en reservas de petróleo y gas no convencional en el mundo, y seguimos dependiendo de energía externa», lamentó.

Aranguren dijo que la «adecuación» de los precios de los servicios «ha sido gradual». Precisó que la «recomposición permite recuperar el 30%» del costo, mientras que el restante sigue siendo subsidiado. «Para los que hablan de que esto es un shock o un tarifazo», remató.

La exposición se prolongó por alrededor de una hora, en la que no hubo interrupciones ni momentos tensos. «Sin energía no vamos a tener un desarrollo posible», culminó.

La ronda de preguntas comenzó con la representante del Frente Renovador Liliana Schwindt, quien entre otras consultas pidió aclarar por qué razón no se llamó a audiencias públicas. Aranguren dijo que se trató de una «adecuación transitoria», razón por la que lo consideró innecesario: «Todo lo que hemos hecho ha sido legal», dijo. Sin embargo, concedió que la Corte Suprema será la que defina si es así.

Menos medida fue la intervención de Héctor Recalde, jefe de la bancada kirchnerista. Luego de leer el mensaje que publicó De Vido, le espetó al funcionario si cuando «hizo el ensayo de prueba y error pensó lo que sufrieron miles de hogares argentinos».

También fue dura con Aranguren la massista Graciela Camaño. Antes de formular sus preguntas, señaló que hay «incompatibilidades manifiestas» entre sus actuales funciones y algunas de las decisiones que tomó. «Ha incurrido en mal desempeño de funcionario público. No tiene la potestad de hacer lo que quiera», indicó, al tiempo que pidió que no «tome por pavotes» a los diputados.

Durante sus contestaciones, Aranguren no pudo eludir los cuestionamientos que se hicieron sobre las acciones del ministro en cuanto a decisiones que involucran a Shell, empresa de la que fue CEO durante más de una década en el país y en la que tiene acciones. Al respecto, dijo que se ha ajustado a lo que establece la Ley de Ética Pública. Tras repasar las disposiciones de esa norma, aseguró: «No hay funcionario de este ministerio que tome una decisión vinculada con alguna de las empresas en las que ha tenido participación o haya sido empleado los últimos años». Y agregó: «La Justicia decidirá si lo que estoy haciendo es incompatible con la función pública».

Uno de los momentos de tensión de la visita de Aranguren a la Cámara baja fue cuando Axel Kicillof decidió contestar las alusiones que hizo el actual ministro a medidas adoptadas por el hoy diputado cuando era ministro de Economía. Tras las palabras del dirigente camporista, el radical Mario Negri pidió una interrupción, pero sus planteos fueron abucheados por diputados del kirchnerismo. «A la barra del Frente para la Victoria, que se saque la camiseta un ratito», pidió.

Con el correr de las intervenciones se dieron más cruces. Hubo numerosas discusiones acaloradas que obligaron a hacer repetidos llamados al orden, que no sólo tuvieron a Aranguren como protagonista sino a legisladores del oficialismo y la oposición.

El funcionario afirmó este martes que el Gobierno «actuará en consecuencia» del fallo de la Corte Suprema sobre el ajuste tarifario, aunque ratificó que tiene «la certeza» de que está en la dirección correcta.

En cuanto a los diputados que pidieron o sugirieron que debía renunciar, respondió: «A mí me saca y me pone el Presidente».

Fuente: Infobae