El golpe es duro. Durìsimo. Boca no jugará la Copa Libertadores 2017. La última posibilidad que tenía el equipo que conducen los Mellizos Barros Schelotto de lograr la clasificación, se esfumó anoche, con la derrota 2-1 frente a Rosario Central, resultado que, además, lo marginó, en los cuartos de final, de la Copa Argentina., La caída tiene un efecto en cadena que nadie se atreve a comentar cuándo y dónde se cortará.

Desde lo anímico, el plantel vuelve a recibir una cachetada difícil de asimilar, apenas tres meses después de la dolorosa eliminación, en la Bombonera, frente a Independiente del Valle, por las semifinales de la Copa Libertadores. La de anoche era una enorme posibilidad para que varios integrantes de este equipo demostraran para qué están en este plantel, pero la desaprovecharon. Tras un primer tiempo muy flojo de Tevez, Pavón, Bentancur y Centurión, el equipo reaccionó recién después de los goles rosarinos (José Luis Fernández y Germán Herrera, a los 37 y 41 minutos del primer tiempo). Pero no alcanzó. Porque antes del descuento de Benedetto, que llegó en el epílogo, el uruguayo Sosa resultó infranqueable y, cuando el arquero no alcanzó con su estirada, los postes le cerraron el camino a los xeneizes.

La revancha se paladea. Y vaya si Central la saboreó. Con el triunfo no sólo se clasificó a las semifinales, en las que se enfrentará con Belgrano, sino que además se quitó una espina que tenía clavada desde hace un año, cuando cayó ante Boca en la final, después de un polémico desempeño del árbitro Ceballos. Esta vez, Loustau salió airoso de un compromiso que llegaba cargado de nervios: salvo por una mano de Gissi en el área, que consideró casual, y de la amonestación tardía a Pablo Pérez y una falta de Villagra por la que el lateral podría haber recibido la segunda amonestación y, por consiguiente, la expulsión, se impuso sin manchar su tarea.

Para Boca, el futuro es complejo. En el plano local, la posibilidad de consagrarse campeón es lejana: el fútbol argentino recién consagrará a un nuevo monarca en junio de 2017. Y el panorama es aún más desalentador en el plano internacional, ya que recién podría volver a competir en el exterior en 2018.

El calendario y los desafíos también atentan contra las ilusiones del máximo ídolo que tiene el club en la actualidad. Carlos Tevez regresó a Boca con el objetivo de volver a levantar la Copa Libertadores. Y, de concretarse, eso recién podría darse a fines de 2018, de acuerdo al nuevo formato de competición. Hasta entonces pasarán 25 larguísimos meses. Así las cosas, el Apache seguramente se replanteará si tiene sentido seguir adelante o si el retiro a fin de año vuelve a aparecer como una posibilidad real.

Esta nueva eliminación vuelve a focalizar las miradas en el accionar de la dirigencia que conduce el presidente Daniel Angelici. El de anoche es un nuevo fracaso deportivo de su gestión, que en cinco años logró un torneo local y dos Copa Argentina. Pero la apuesta real, la que todos desean incluso desde la campaña de 2011, era volver al Mundial de Clubes.

El saldo es lapidario: en el último lustro, Boca perdió protagonismo en el plano internacional. Y el asunto toma más magnitud si se considera que hasta aquí al plantel lo condujeron cuatro entrenadores (Falcioni, Bianchi, Arruabarrena y Guillermo) y que el club invirtió 60.000.000 de dólares en más de 70 incorporaciones que, en su mayoría, no rindieron. Esta derrota también golpea las finanzas. A la tesorería del club no ingresarán ni el 1.700.000 pesos que implicaba un triunfo, ni los 5.284.000 pesos que hubiera tenido como premio si alzaba el trofeo. Además, se pierde la posibilidad de recibir al menos 2.500.000 dólares pos su hipotética participación en la primera fase de la Copa Libertadores 2017.

El último eslabón en la cadena de responsabilidades es el cuerpo técnico. Lo cierto es que esta conducción, que anteayer cumplió ocho meses, recibe un nuevo golpe. Una nueva frustración. Porque la Copa Argentina era el único objetivo que tenía Boca para este semestre.

A Boca se le viene una seguidilla intensa en el campeonato local: Gimnasia, Central, San Lorenzo, Racing, River y Colón, los rivales antes del receso, y serán los Mellizos Barros Schelotto los que tendrán que volver a motivar al plantel y convencerlo de que esta derrota dejará un aprendizaje y que esta etapa de transición y construcción tendrá resultados satisfactorios en un futuro cercano.

Fuente: La Nación