En la ciudad hay más de 100 centros comunitarios que brindan alimentos todas las semanas a familias completas. Desde Desarrollo Social admiten que no hay presupuesto para nuevas obras pero no descartan readecuaciones edilicias en las que funcionan.
Sin dudas que uno de los grandes problemas mundiales es el hambre. Desde sus comienzos las Naciones Unidas aseguraron que el acceso a una alimentación adecuada debe ser reconocido como un derecho individual y una responsabilidad colectiva. Sin embargo la erradicación del hambre sigue siendo un asunto pendiente. En provincias como Corrientes, tantos años discriminada, cualquier reajuste en materia económica deja en evidencia la insolvencia de las familias para poder sostener, incluso, la propia alimentación.
Cuando la situación es precaria, la familia numerosa y las posibilidades de acceso limitadas, la verdadera necesidad aparece. Así lo dan cuenta desde diferentes comedores comunitarios de la ciudad. Según una consulta realizada por época, surge no sólo que en un año la demanda se ha duplicado en algunos centros sino que también hay una mayor presencia de adultos en estos espacios en busca de alimentos.
Los ajustes inflacionarios de los últimos meses han provocado un escenario difícil para la economía de muchas familias. Cuando la situación es precaria, la familia numerosa y las posibilidades de acceso limitada, la verdadera necesidad aparece. No hacen falta duras crisis como para que la insuficiencia y el hambre surjan. Según lo comentado desde diferentes comedores comunitarios de la ciudad, de enero a octubre, la demanda llegó a duplicarse en algunos casos. Además señalan que no sólo se brinda alimento a niños sino que en el último tiempo se acentuó la presencia de adultos.
“No podemos decir exactamente cuánto aumentó, porque notamos que la gente se va renovando, o las familias van cambiando de comedor. Pero sí vemos que hay más gente, que por más que no se queden a comer vienen con su recipiente a buscar la comida”, comentó Gisela Álvarez, del comedor Piecitos Descalzos ubicado en el barrio Punta Taitalo. Este comedor brinda almuerzo los sábados y cena los miércoles desde hace poco tiempo: “Incorporamos más días justamente porque vemos que hay necesidad, sobre todo vemos que hay más gente grande y abuelos, cosa que años atrás no era así, venían sólo los chicos”.
Por su parte, Lacruz García, del mismo barrio, refirió que en zonas ribereñas como Punta Taitalo pero también Sol de Mayo, Anahí, Lomas del Mirador y otros cercanos, uno de los principales problemas es la crisis en el sector ladrillero: “Desde el verano los obrajes están con problemas, hubo muchas pérdidas y ahora con los climas cambiantes no hay tierra, tampoco hay demanda de ladrillos. Y todo eso hace que las familias no tengan dinero realmente para comprar comida, sumado a que los alimentos están caros”.
Al Sur de la ciudad, en el barrio La Tosquera y Río Paraná, Estela Sánchez es la encargada de dos comedores que dan alimento a unas 60 familias. “Acá cada familia tiene un promedio de cinco o seis hijos, no es fácil llevar adelante una familia numerosa por cómo están las cosas hoy en día”, sostuvo la coordinadora del centro que brinda desayuno y almuerzo todos los fines de semana. La mujer apunta a que por la cantidad de agente que asiste ellos se ven en la postura “de fomentar la cultura del trabajo y del estudio, pero también de ayudar con los alimentos porque si un chico tiene hambre no podés hacer como si nada pasara”. La gente grande ayuda con el comedor pero también busca su plato de comida, explicó la mujer.
La postura del Estado
En diálogo con época, el ministro de Desarrollo Social de la Provincia, Federico Mouliá, refirió que actualmente la cartera se encuentra realizando un relevamiento para tener conocimiento certero sobre la demanda de los centros comunitarios. No obstante agregó que por cuestiones presupuestarias no está pensado construir nuevos pero no se descarta la readecuación de los que ya están en funcionamiento. “Pero antes de cualquier refacción o readecuación tenemos que terminar de relevar, para conocer dónde hay más necesidad”.
Según datos del Ministerio, se estima que sólo en la capital hay 97 comedores que reciben ayuda del Estado, en tanto que habría una decena más que se sostiene gracias a las donaciones de particulares y empresas.
Fuente: época