En una teleconferencia, Mauricio Macri le hizo saber al titular de la FIFA, Gianni Infantino, que los manejos escandalosos de los dirigentes de la asociación del fútbol local lo obligan a intervenir. Infantino, intentando ganar tiempo, contestó que primero habría que corroborar esos desmanejos. Macri lo cortó en seco y, palabras más, palabras menos, le espetó: «No sé si me entiende bien. Soy el Presidente de la Nación, no un ciudadano cualquiera sin responsabilidad. Si le digo que están comprobados los delitos en la administración de la asociación lo hago con pruebas suficientes. O me acompañan o estoy dispuesto a avanzar por mi cuenta».
La decisión de la Inspección General de Justicia (IGJ) de suspender las elecciones de AFA y de nombrar como veedores al abogado Luis Tozzo y a la contadora Catalina Dembitzky es la primera y pequeña muestra de la dirección en la que va el Estado argentino. Macri va por todo. Quiere nombrar un órgano colegiado de dirección para el que ya recibió el visto bueno de Graciela Ocaña, de probada honestidad y capacidad de trabajo; del empresario Daniel Vila, uno de los pocos que se le atrevieron a Julio Grondona, y del hombre del Fútbol Para Todos, Fernando Marín.
Tanto la diputada porteña a la que apodan «la Hormiguita» como el dueño de América TV sujetaron su ingreso en esta comisión a que se les concedan potestades amplias y concretas como para cambiar el reglamento interno de AFA, sanear la economía de la entidad y proceder a denunciar a quien corresponda. «Si no es así, me quedo en mi casa», le dijo uno de ellos al Presidente este fin de semana en un encuentro en Olivos.
Ayer parecía todo acordado con FIFA. Sin embargo, a último momento, Infantino sorprendió al titular de la Casa Rosada cuando le dijo que antes de todo trámite, había que comprobar las irregularidades por las que se intervendría la sede de calle Viamonte. Allí, Macri mostró su posición irreductible. «El escándalo de administración es evidente. O me acompañan o procedo solo», remató.
Como consecuencia de esto, el presidente de FIFA envió a tres delegados de la entidad internacional para que auditen rápidamente lo denunciado por el Presidente de la Nación y decidan, con los papeles a la vista, si se suman al órgano de intervención en explícito aval de lo propuesto por Macri. El mandatario argentino prometió esperarlos algunos días. No mucho más. En caso contrario, aun arriesgando provocar la salida de la selección nacional de la Copa América o impedir que Boca juegue la Libertadores, intervendrá la AFA.
«Que se preparen algunos presidentes de clubes y dirigentes para empezar a desfilar por Comodoro Py y que vayan eligiendo lugar en Ezeiza», le habría dicho Macri a Fernando de Andreis, su secretario general, que no se separa de él en estas negociaciones. El Presidente, claro, no hablaba del aeropuerto sino de la Unidad penitenciaria de esa localidad bonaerense.