Gracias a un método no invasivo desarrollado por investigadores británicos, se podrá evitar causarles un malestar excesivo durante los tratamientos médicos

Saber si un bebé sufre un dolor agudo durante un tratamiento es complicado, ya que como no verbalizan es difícil calcular el grado de molestia que están padeciendo. Ahora, gracias a un método no invasivo desarrollado por investigadores británicos, se podrá evitar causarles un malestar excesivo durante los tratamientos médicos.

Un electrodo colocado en el cuero cabelludo del bebé basta para medir el grado de dolor. El método, publicado en Science Translational Medicine, no es definitivo pero facilita a los científicos la capacidad de diagnosticar el malestar de los bebés.

Normalmente, puesto que no hablan, los médicos tienden a pasar por alto su dolor. Para determinarlo se basan en su grado de llanto y los gestos de la cara, pero estos signos no siempre reflejan la realidad, porque los bebés también lloran y hacen muecas en otras circunstancias, como cuando tienen hambre, dice una de las autoras del estudio, Rebeccah Slater, de la Universidad de Oxford. En cambio, midiendo la actividad cerebral es más posible hacer un cálculo más preciso y objetivo.

Slater y sus colegas midieron la actividad cerebral de 18 recién nacidos de entre 2 y 5 días de edad. Mediante un electrodo situado en el cuero cabelludo, registraron electroencefalogramas (EEG) de la actividad de las células nerviosas mientras les aplicaban un pequeño golpe y vieron que el electrodo llamado Cz detectaba un pico neural entre 400 y 700 milisegundos después del momento de dolor, cosa que no ocurría si no les hacían daño. Como promedio, los bebés nacidos prematuramente a las 34-36 semanas de gestación mostraban respuestas similares ante los estímulos dolorosos.

Además, los investigadores analizaron los resultados del EEG en un estudio piloto realizado sobre 18 lactantes sometidos a un análisis de sangre rutinario, que precisa el uso de una aguja, y validaron sus resultados posteriormente en cuatro estudios adicionales que englobaron a 72 bebés en total.

La huella del EEG también era definitoria en los bebés nacidos prematuros, pero distinta de los cambios en la actividad cerebral asociados con estímulos no dolorosos como luces intermitentes, toques suaves o ruidos fuertes. Además, los investigadores comprobaron que los anestésicos tópicos redujeron la magnitud de la señal de exploración cerebral.

En conjunto, la prueba demostró una sensibilidad del 64% con una especificidad del 65% para el dolor asociado con la punción del talón y una sensibilidad del 57% con una especificidad del 68% para un estímulo de menor intensidad. Con estudios adicionales, los autores creen que este método podría ser eficaz para probar la eficacia analgésica en las niños en edad preverbal.

Fuente: Muy Interesante