Acosado durante buena parte del año por las lesiones, el correntino bajó en el ranking, pero volvió a ser tenido en cuenta en la Copa Davis por sus excelentes antecedentes. En enero, será padre de un varón.Una molesta llovizna apura el paso de un puñado de ciclistas que, cargando las bicicletas al hombro para que las ruedas no se mojen, entra en el velódromo del magnífico Emirates Arena (Glasgow, Inglaterra). En otro pabellón, sobre una superficie de madera pintada de azul y una red de por medio, pelotean Juan Martín del Potro y Leonardo Mayer , piezas del equipo nacional que jugará las semifinales de la Copa Davis ante Gran Bretaña. El tandilense es el as de espadas. El correntino, que se convirtió en referente del equipo desde el repechaje de 2014 ante Israel y ostenta un invicto de once partidos en el certamen, está de nuevo dentro del grupo. No lo hizo frente a Italia, en julio pasado. Tenísticamente estaba derrumbado, sin confianza ni pimienta. Una lesión en el hombro derecho lo maltrató desde marzo y lo hundió en el ranking: pasó del 21° del mundo en julio de 2015 al 131°; esta semana se ubica 114°. Aunque lo más doloroso para él fue quedarse fuera de los Juegos Olímpicos de Río, a muy poco de la clasificación. La pesadilla está pasando, poco a poco. Se siente mucho mejor, sano y no se le cayeron los anillos por volver a los challengers y buscar mejores sensaciones en la segunda categoría del tenis.Paralelamente a su frustrante temporada deportiva, a Mayer le temblaron las piernas de la alegría cuando se enteró, junto con su mujer, Milagros, que serán padres por primera vez, en enero próximo. «El primero que se dio cuenta fue Nelson», le dice el Yacaré a La Nacion, haciendo referencia a su adorado y malcriado buldog inglés. «Al toque se dio cuenta, ja. Esperamos para el 30 de enero, un varón. Así que la primera gira en Australia no la voy a hacer -añade-. Será un poco más larga la pretemporada y después toda la gira en Sudamérica. La vida me va a cambiar y mi hijo pasará a ser mi prioridad, obviamente. Mis preocupaciones pasarán a segundo plano. Digo que mi año fue muy malo en lo deportivo, pero muy bueno en lo personal».-¿Qué te ocurrió en lo deportivo?-Lo empecé bastante bien. Después empezaron los dolores en el hombro, desaparecían, volvían, me cortaban el ritmo. Y así en ese estado todo fue pasando rápido. Me borré de varios torneos porque no podía jugar. Exigí el cuerpo más de lo que correspondía, especialmente porque quería clasificarme a Río. En Indian Wells me lesioné feo, en Miami jugué medicado y perdí en primera rueda. Jugué bien en Estoril [llegó a los cuartos de final]. Volví a tener dolor y por eso viajé con mi kinesiólogo. Defendía un montón de puntos. No jugaba mal, pero seguía intentándolo y los partidos los perdía en el tercer set, porque me quedaba sin fuerzas. Veía todo negativo. Sufrí una catarata de cagadas. Intentaba y se escapaba todo.-¿En tu caída, en cuánto influyó, además, la pérdida de confianza y el aspecto mental?-Influyó muchísimo. Yo no podía entrenar con libertad. Me cuidaba todo el tiempo, me empastillaba para jugar, hacía un doble esfuerzo y nada. Sufrí un desgaste mental insoportable. Todos los días era un drama jugar un partido de tenis. Me molestaba cada vez que le pegaba de drive y cuando sacaba. No confiaba en mi físico y eso que jugué bien, no regalé los partidos. Perdí ajustado con Feliciano López en Madrid y con [David] Goffin en Roma. En Roland Garros perdí con [Jeremy] Chardy en el cuarto set. Pero siempre me faltó un poquito más para ganar y recuperar algo de confianza.-Es increíble, porque prácticamente tuviste ranking para jugar en Río 2016 desde que terminó Londres 2012 y te quedaste afuera a último momento. ¿Cómo te golpeó?-Fue muy feo. Era un objetivo que tenía después de no haber ido a Londres 2012 y no pude conseguirlo. Estaba primero en el ranking de los argentinos hasta unas semanas antes de Río y sin embargo me quedé afuera. Todavía no puedo creer lo que pasó. Era imposible curarme del hombro. Después de perder en la primera rueda de Wimbledon me fui rápido a un challenger [en Braunschweig, perdió en 1a rueda] porque quería seguir probando e intentando, como para no cortar el año, pero fue apresurado ir. En la desesperación uno trata de hacer todo lo posible. Después de tantas malas ahora estoy mucho mejor.-¿Cual fue el momento más angustiante?-Cuando perdí en Roland Garros y ya no podía hacer nada para clasificarme para Rio. Es más, tenía pensado jugar un challenger después de París, pero no pude por el hombro. Me volví a Argentina con mucha tristeza. Ahí fue lo peor. Buscaba explicaciones y no las encontraba. Todo parecía hecho a propósito en mi contra. Hacía todos los tratamientos posibles y nada; solamente me paraba el dolor cuando dejaba de jugar.-¿Miraste los Juegos por TV o era demasiado castigo?-Sí, los Juegos los miré; me encantan todos los deportes. ¿Qué pensé? Que no podía ser para mí. Pasé de tener todo a quedarme sin nada. Así fue. Las cosas son por algo.-Luego de mucho tiempo consolidado en el primer nivel, no tuviste problemas de volver al Challenger Tour. ¿Qué diferencias hay con respecto al nivel ATP?-No se me caen los anillos ni nada, obvio. Ya me había pasado dos veces de retroceder por los problemas en la espalda y tener que volver a jugar en challengers. Es lo que me tocó. Diferencias con ATP hay muchas. En la atención y la organización, sobre todo. Todo es más precario. En algunos lugares hacen cosas al voleo y los clubes son más chicos. Y para entrenar, por ejemplo, hay que ir a casas privadas, como me pasó ahora en Francia.-Sos de los jugadores que más conoce a Del Potro. Practicaste con él cuando no tenía certezas de su futuro. ¿Qué te provoca verlo nuevamente en un nivel altísimo?-Lo que hace Juan Martín es magnífico. No hay muchos casos en la historia que hayan vuelto de esa manera después de tantas operaciones. Tiene una gran facilidad. Era el cuatro del mundo y lo demuestra hoy. Es de otro nivel. Se ganó un gran respeto y se nota en los rivales. Entrené bastante con él: cuando estaba impecable y cuando tenía dudas de qué pasaría. Es muy bueno verlo jugar, verlo disfrutar. Porque la pasó muy mal. Es un jugador que hace todo fácil.-Cuando la Argentina le ganó a Italia, el capitán Daniel Orsanic y los jugadores te recordaron mucho. Habla bien de vos. ¿Tu regreso lo tomás como una revancha en un año triste?-Sentí el apoyo. Me gustó mucho que se acordaran de mí sobre todo porque la estaba pasando mal. Cuando te pasan esas cosas feas y te acompañan, es muy bueno. Ahora estoy súper contento. Es un grupo muy bueno, predispuesto a tirar para adelante. Cuando Orsa me dijo que estaba en el equipo me puso muy feliz. Hace unos días fui a jugar a Francia, pero ya estaba con la cabeza acá. Me gusta mucho jugar la Copa Davis. Me da energía. Dormís menos por los nervios, eso sí. Pero vale la pena.Fuente: La Nación