Ramiro Francisco Moyano tiene 21 años y un don muy especial; cómo comenzó a explotarlo y su gran objetivo para el próximo año

«Firma, aclaración y fecha», pide la recepcionista pública antes de recibir el trámite. «¿Qué fecha es hoy?», responde uno, como si ese mínimo error pudiera empañar el burocrático sistema. Muchas veces nos suceden situaciones como esta. El calendario está cargados de números que suelen confundirnos: 24 horas, siete días de las semana, meses de 30 o de 31 y años que se multiplican por miles. Unir todos esos datos parece una tarea para un genio matemático, o para alguien con un don especial.

 

Entre esas dos categorías se ubica el joven argentino Ramiro Francisco Moyano, de 21 años, a quien los medios de Bahía Blanca bautizaron como «el chico almanaque». ¿Por qué? Oriundo de Puerto Belgrano, provincia de Buenos Aires, tiene una habilidad muy particular: sabe con exactitud el día de la semana de cada fecha entre los años 1600 y 2100. Sí, desde el primer día del siglo XVII hasta el último del siglo XXI.

 

Así comenzó la charla telefónica entre Moyano y los periodistas de la Radio La Brújula 24, de Bahía Blanca. Fueron varios los intentos para hacerlo confundir, pero el joven respondió a todas las consultas con exactitud. «Tenía seis años cuando empecé con esto. El primer calendario que vi creo que fue del 2002. Empecé a ver y a memorizar los meses, después los días. Y seguí con los años más cercanos hasta llegar al de mi nacimiento (1995)», reconoció.

 

Su sueño es poder «llegar a Buenos Aires» a demostrar de lo que es capaz. Y también llegar a participar de un campeonato internacional de cálculo. «Me contacté con un calculista cubano que hace lo mismo que yo. Porque hay un torneo importante el año que viene en Europa. Me dijo que le había gustado hablar conmigo y que le gustaría verme en el torneo. ‘¿Cómo voy a ir? ¿Quién me va a pagar a mí un viaje a Europa?’, le dije (risas)», contó Moyano.

Pero, ¿cómo hace para recordar cada día? ¿Utiliza alguna técnica en especial? Su explicación no fue tan precisa como su don: «Sé que hay un método para hacerlo, pero yo no lo uso». Él memoriza y hace ejercicios para «entrenar» la mente.