Cada temporada se suman nuevos espacios donde practicarlo sin prejuicios

Bañarse en el mar como Dios los trajo al mundo, practicar deportes sin ropas o tomar sol sin que ninguna prenda deje marca alguna, son algunas de las quimeras más recurrentes para los que buscan disfrutar del cuerpo sin inhibiciones. Para cientos de adherentes es una manera de expresarse y de concebir una mirada del mundo. Para otros, el modo de cumplir una fantasía y canalizar cierto morbo.
Pero para quienes practican activamente el nudismo, se trata de una filosófica concepción de vida. «La vergüenza a estar desnudo es un prejuicio creado por la sociedad que no existe en comunidades primitivas y en algunas tribus africanas o de Amazonia. Y ni en los niños ni en los animales. Nacimos desnudos y nos vestimos porque la sociedad nos enseñó que mostrar ciertas partes del cuerpo es vergonzoso, fabricó el pudor. También nos vestimos por razones climáticas, pero eso es algo natural», explica Florencia Brenner, socia fundadora de Apanna (Asociación para el Nudismo Naturista Argentino) e integrante del Grupo de Amigos de Playa Querandí de Villa Gesell. «Los nudistas vencen ese pudor de a poco, como un proceso de aceptación de sí mismos y de los otros. Aprenden a vivir en sociedad y con el tiempo no ven más cuerpos desnudos, no juzgan a la gente por ser gorda, flaca, deforme, con estrías, etc. No se busca cuerpos perfectos sino que se valora a las personas por lo que son», agrega.

Esta práctica no es nueva en Argentina. Ya en la primera mitad del siglo pasado existían algunos espacios donde se podía canalizar el nudismo de manera silenciosa. Es que no siempre fue bien visto. Aún hoy persisten ciertas miradas con necesidad de juzgar, pero está mucho más aceptado y con una diversidad de espacios para ejercerlo que se multiplica en todo el país.

Sexo sí, sexo no

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En general, los responsables de estos sitios tratan de despegar la actividad de todo lo vinculado a lo estrictamente erótico o sexual. Sin embargo, es indudable que la aceptación del cuerpo desnudo potencia lo erógeno. En este sentido, en la quinta Palos Verdes de Moreno, el nudismo puede complementarse con algún otro tipo de vínculo más cercano. «Practicar nudismo facilita tremendamente las posibilidades sexuales ya que no hay barrera textil para superar y, obviamente, libera muchísima energía sexual desde el punto de vista visual, ya sea por observar a otras personas como por el entorno de vegetación lujuriosa», explica Ricardo Peralta, responsable de Palos Verdes y agrega: «Contamos con habitaciones con camas de cuatro plazas y, además, algunas parejas tienen sexo al aire libre al costado de los senderos exóticos».

En oposición, existen otros espacios, la mayoría, donde el nudismo se asocia a una práctica vinculada al naturalismo. «Nuestra Reserva tiene un ambiente familiar. De hecho, concurren padres con sus niños. Las actividades de índole sexual en los espacios públicos están totalmente prohibidas. Contrariamente al preconcepto generalizado que relaciona nudismo con sexo y erotismo, los lugares naturistas que respetan las normas de la Federación Naturista Internacional (INF) prohíben las prácticas y comportamientos sexuales en público», aclara Miguel Suárez de la Reserva Nudista Yatan Rumi de Córdoba. Allí, en medio de las sierras, se pueden practicar deportes, caminatas, observación de flora y fauna, sumergirse en los arroyos o relajarse con una sesión de yoga, masajes o en los baños de vapor Temazcal. Además, por las noches, los visitantes se dispersan con karaoke, cine, bailes y concursos de disfraces. ¿Disfraces? ¡Sí! Bajo la modalidad del bodypainting.

Más allá del aire libre

En general, se asocia el nudismo con el verano y los espacios descubiertos. Sin embargo, quienes adhieren a esta práctica, también lo hacen durante las épocas de bajas temperaturas y no solo en piscinas cubiertas o campos. Color Natural es una organización que fomenta actividades recreativas y culturales. «Lo que condimenta cada una de nuestras reuniones son las diferentes propuestas artísticas que ofrecemos. Las mismas abarcan desde el teatro y la música hasta performances y danza», explica Daniel, uno de los responsables de este emprendimiento. «En realidad, no son más que una excusa para desarrollar este canal de encuentro amistoso entre pares. Nuestras reuniones nada tienen que ver con lo sexual. Se trata de una experiencia liberadora, no perversa», añade. En este sentido, Buenos Aires ofrece bares, teatros, gimnasios y hasta clases de yoga para nudistas.

Lugares públicos y curiosos

Las playas Querandí de Villa Gesell y La Escondida en el límite entre Mar del Plata y Miramar, son cada vez más concurridas por un público fiel y nuevos adherentes que descubren los atractivos de poder vincularse con la arena y el mar sin la barrera de la ropa. Desde ya, en nuestro país, a diferencia de algunos balnearios europeos, la práctica del nudismo no es masiva y genera gran curiosidad. «En Playa Querandí suelen pasar las excursiones que van al faro y, por supuesto, el paseo incluye mirar a los nudistas. Cuando nos dimos cuenta de ello, comenzamos a saludarlos muy amablemente cada vez que se acercaban. Ahora, es el propio guía quien invita al saludo. Así, demostramos que no tenemos nada de qué avergonzarnos», cuenta Florencia Brenner.

El vínculo directo con la naturaleza es el incentivo más importante que encuentran los nudistas. La sensación de libertad y de no tener barreras impuestas que impidan el contacto con el entorno. «La sensación, al estar desnudo, es de una libertad extrema. Y eso produce placer», concluye Miguel Suárez, de la Reserva Yatan Rumi. Su opinión es la de la mayoría de quienes practican actividades sin ropas. Una modalidad que se aleja de la connotación sexual para vincularse con el naturismo. Así lo entienden los cientos de nudistas que se multiplican cada año y que colman cada uno de los espacios que les permite desarrollar esta filosofía de vida, que todavía genera cierta curiosidad y asombro.