Horacio Rosatti y Carlos Rosenkrantz obtuvieron ayer un aplastante apoyo del Senado y se convertirán, una vez que Mauricio Macri retorne al país y firme el decreto de designación, en nuevos jueces de la Corte Suprema de Justicia, que volverá así a estar integrada por los cinco miembros que establece la ley.

Amén de ser un valioso triunfo legislativo del gobierno nacional, sobre todo en un cuerpo donde tiene sólo 15 legisladores, el resultado de la votación es un duro revés para la ex presidenta Cristina Kirchner y sus seguidores en la Cámara alta, sector que intentó por todos los medios el fracaso de la votación y que quedó en franca minoría y muy golpeado en la puja que mantiene con la conducción del bloque del FPV, que preside el rionegrino Miguel Ángel Pichetto.

Sobre un total de 70 senadores presentes, Rosatti obtuvo 60 votos a favor y 10 en contra. Rosenkrantz, por su parte, fue apoyado por 58 legisladores y rechazado por 12. Se requerían 47 votos afirmativos para alcanzar los dos tercios de los presentes que exige la Constitución.

La votación fue más abrumadora aún que la registrada cuando se sancionó la ley de pago a los holdouts, en marzo, cuando el oficialismo impuso el proyecto del Poder Ejecutivo con 54 votos a favor.

Según confiaron voceros de Pro a LA NACION, el Presidente recibirá con un almuerzo en la Casa Rosada a los dos nuevos jueces al regreso de su viaje a Colombia. Será, según destacaron en el oficialismo, la primera vez que los tendrá frente a frente.

Aunque a primera hora de ayer ya se sabía que el Poder Ejecutivo tenía los votos para designar a Rosatti y Rosenkrantz, el resultado final fue tomado como un gran triunfo, y festejado como tal, por los principales referentes del macrismo en la Cámara alta.

«Tengo un orgullo enorme y una alegría infinita; éste es el resultado de un trabajo serio e institucional en el que fuimos hablando uno por uno con cada senador», celebró la vicepresidenta Gabriela Michetti, que tuvo a su cargo las negociaciones con el FPV y los otros bloques en los últimos 10 días. Sin embargo, ayer no pudo presidir la sesión, impedida por estar ocupando la jefatura del Estado ante la ausencia de Macri.

Al coro se sumó el presidente provisional del Senado, Federico Pinedo (Pro-Capital). «Preveíamos muchos votos, pero esta votación masiva tiene algo que ver con (José) López como símbolo de lo que no queremos», afirmó el senador en alusión al ex secretario de Obras Públicas de Néstor y Cristina Kirchner, atrapado in fraganti mientras intentaba esconder casi 9 millones de dólares en el predio de un convento de General Rodríguez.

Al trabajo de Michetti y Pinedo también aportó el gobierno nacional, que debió realizar una costosa tarea de seducción de varios gobernadores peronistas hasta último momento para tratar de asegurarse la exigente mayoría requerida para nombrar a los nuevos miembros de la Corte Suprema.

El debate duró algo más de cuatro horas en las que se escucharon permanentes invocaciones a la necesidad de avanzar con la ampliación de la Corte y del establecimiento de un cupo femenino en el tribunal, que con estas incorporaciones tendrá una sola mujer, Helena Highton.

Las principales impugnaciones a los candidatos partieron del kirchnerismo, que los rechazó por «el vicio de origen» de haber aceptado jurar como jueces por decreto del Poder Ejecutivo, algo que finalmente no ocurrió. «Este bloque rechazará cualquier candidato que acepte asumir en la Corte en comisión», advirtió, a fines de diciembre último, el bloque que conduce Pichetto. El Gobierno se abstuvo de avanzar y terminó, en febrero, enviando los pliegos al Senado para seguir el camino que indica la Constitución.

«Se pretendió deliberadamente eludir a esta Casa», denunció la kirchnerista Anabel Fernández Sagasti (FPV-Mendoza) sobre el intento de nombrarlos por decreto. Marcelo Fuentes (FPV-Neuquén), por su parte, imputó a los candidatos «inhabilidad de orden moral e imparcialidad» por haberse prestado a esa jugada. «Es un pecado de origen que no se subsana, porque los candidatos, ante su primera aproximación al texto constitucional, realizaron una interpretación a su favor», los acusó.

Otro que impugnó a los candidatos fue Fernando Solanas (Proyecto Sur-Capital). «Estamos ante una Corte conservadora», acusó el ex cineasta, que también cuestionó la ausencia de una mirada femenina en la Corte.

La mejor defensa de los postulantes la realizó Pichetto. Recordó que Rosenkrantz, acusado por su pasado como abogado de empresas privadas, también defendió a la Comunidad Homosexual Argentina (CHA) en épocas duras para las minorías sexuales.

Fuente: La Nacion