La preocupación del Gobierno para la fuerte recesión del segundo trimestre llevó al Ministerio de Hacienda a dejar que en el último mes el déficit de las finanzas públicas se multiplicara por dos a nivel primario y por tres luego del pago de los intereses de la deuda.

A última hora de anoche la Secretaría de Hacienda que encabeza Gustavo Marconato subió a la página de internet del organismo el «resumen ejecutivo» del movimiento de fondos de la Tesorería del primer semestre, y se espera que en las próximas horas dé a conocer el detalle de las variaciones de los principales componentes de los ingresos, como de los gastos totales, en particular de junio.

Del resultado primario del últmo mes, esto es la diferencia entre los ingresos tributarios sin considerar las rentas generadas por el Banco Central y la Anses que habitualmente se transfieren a la Tesorería, y las erogaciones totales excluidas el pago de intereses de la deuda pública, se puede inferir que el Gobierno decidió flexibilizar la política fiscal, como estrategia para intentar reanimar el consumo y de esa forma impulsar la actividad agregada que cayó más de 3% en junio, según estimaciones privadas.

Es que Hacienda comunicó que el sexto mes del año cerró con un déficit de $45.099,7 millones, casi duplicando el registro de un año antes; mientras que el resultado final, luego del pago de intereses de la deuda pública, fue negativo de $57.587,3 millones, multiplicándose casi por tres en doce meses.

Al parecer, ese pésimo resultado tuvo que ver con el adelanto del pago del medio aguinaldo en gran parte de la administración pública, así como con el anticipo de transferencias de coparticipación de impuestos a diversas provincias, con serias limitaciones financieras.

Tendencia al ahorro fiscal

No obstante, en Hacienda aseguraron que el resultado de junio no empaña el «objetivo de reducir el déficit fiscal primario del corriente año anunciado el 13 de enero último de 5,4% del PBI en 2015 a 4,8% del PBI, una caída del orden del 12% en términos reales».

Es que en el acumulado del primer semestre del 2016 se observa que la austeridad fiscal se mantuvo a pleno, dado que «frente a una tasa de inflación promedio del período de casi 39% en comparación con similar tramo del año anterior, los gastos corrientes apenas se incrementaron 26,9%, una décima más que el crecimiento nominal de los recursos fiscales, esto es 12 puntos porcentuales menos que el alza promedio de precios de la economía.

De ahí que el rojo primario acumulado si bien se elevó en 27,5%, a $121.203,1 millones y el financiero aumentó 24,3%, a $133.221,8 millones, «medido a precios constantes del primer semestre del 2015, se aprecia que el déficit primario sin rentas del primer semestre del 2016 mostró una reducción de $7.672,9 millones (8,1% en términos reales) interanual», y el final se achicó en poco más de 10 por ciento.

Y si se quiere hacer un análisis más fino, que contemple el efecto de la caída del PBI, surge que en el semestre el rojo fiscal antes de intereses se contrajo 7% y el déficit financiero se redujo 9,3%, en línea con la meta de recorte de seis décimas del tamaño de la economía para el primer año de Gobierno.

Además, en el Gobierno confían que en el segundo semestre, con la desaceleración de la inflación y la esperada reactivación de la economía en su conjunto a partir del cuarto trimestre, se podrá avanzar a mayor ritmo en la meta de acortar el abultado desequilibrio fiscal heredado. Pero para no generar inquietud en los mercados eso deberá ser bien explicado por el Jefe de Gabinete de Ministros, Marcos Peña, y el ministro de Hacienda y Finanzas, Alfonso Prat-Gay.

Fuente: Infobae