Islandia hizo historia. Sin vueltas. Tras vencer 2-0 a Kosovo, en la última fecha de las Eliminatorias para Rusia 2018, el pequeño país del noroeste de Europa logró lo que nunca había conseguido: clasificarse a una Copa del Mundo. Y, de yapa, también entró en el Libro Guinness de los Récords, ya que hasta ahora jamás un representante de un país con menos de 1.000.000 de habitantes había jugado un Mundial.

Con apenas 103.000 kilómetros cuadrados de superficie y 331.811 habitantes, según el censo de 2016, Islandia ratificó todo lo bueno que viene haciendo en materia futbolística. Ya en la Eurocopa del año pasado, disputada en Francia, los isleños se destaparon como la gran revelación del torneo. En su debut, de hecho, igualaron con la Portugal (que luego fue campeona) de Cristiano Ronaldo y lograron pasar la zona de grupos con otro empate ante Hungría y un triunfo frente a Austria.

Aunque lo mejor llegaría en los partidos de eliminación directa. En octavos de final, por ejemplo, derrotó por 2-1 a Inglaterra. Y aunque luego, en cuartos de final, cayó 5-2 con la anfitriona Francia, ya se había ganado la admiración de todo el mundo.

En estas Eliminatorias todo fue sobre ruedas para Islandia. Y su tarea resultó implacable. Compartió el Grupo 9 junto con tres rivales nada sencillos como Croacia, Ucrania y Turquía. Y terminó primera, lejos, con 22 puntos, relegando a los croatas (su verdugo en el repechaje para Brasil 2014) al segundo lugar y, por ende, obligándolo a jugar la repesca.

Heimir Hallgrimsson es el técnico de los Vikingos desde hace cuatro años (asumió en el 2013) y es una de las claves del equipo, ya que logró darle a su grupo de futbolistas la confianza para ir por la hazaña. Y no es exagerado definir esta clasificación así. Un dato: la lista de futbolistas profesionales en la isla supera apenas la centena y el resto es amateur. Pero Hallgrimsson supo (y todavía sabe) cómo hacerles mostrar los dientes. Ah, y tampoco es casual: mientras no dirige a la selección se gana la vida como odontólogo.

Así, con esfuerzo y dedicación, Islandia puso los dos pies en Rusia 2018. Y su gente se ilusiona con seguir haciendo ruido. Las calles de Reykjavik, la capital y la ciudad más poblada, se inundaron de hinchas que se olvidaron por unas horas del handball y el alpinismo (los dos deportes más populares) para disfrutar con la número 5 debajo de la suela.

El 2-0 ante Kosovo, lógico, fue el grito de desahogo. Pero muchos recuerdan que este resultado es producto de un proyecto que comenzó hace 15 años, cuando la Federación de Fútbol tomó la decisión de invertir en infraestructura y en las divisiones juveniles.

Una línea que se respetó siempre y que no sufrió, por ejemplo, el retiro de Eidur Gudjohnsen, su goleador histórico, ex compañero de Lionel Messi en Barcelona, y gran estrella durante años. El futuro estaba claro. Por eso no sorprende que aquella humilde selección que ocupaba el puesto 112 del Ranking FIFA, hoy se ubique en el escalón 22 y celebre su clasificación a Rusia 2018.