Dos diseñadores la refaccionaron y ahora funciona un taller donde hacen ferias y eventos.

La casona ubicada en la esquina de 25 de Mayo y Martín y Omar, en el centro de San Isidro, pasó de ser un monumento al terror a convertirse en una atracción turística y ahora también, un lugar para fiestas. Escenario de uno de los capítulos más oscuros de la historia criminal de los años 80, permaneció vacía durante décadas hasta que hace tres años, Epifanía Calvo, la viuda de Arquímedes Puccio, la puso en alquiler.

Lejos quedó entonces esa noche, la del viernes 23 de agosto de 1985, cuando la policía rescató a la última víctima del clan que se hizo famoso por los secuestros. Las refacciones empezaron en noviembre de 2014 y hoy, detrás de una geometría de colores, funciona un taller de diseño que convoca a la gente para participar de distintas ferias y eventos.

«La idea es darle otra onda, cambiar la mala energía», dijeron hace un año los nuevos inquilinos cuando el «furor» por la mítica casa explotó después del estreno de la película y la serie basadas en la historia de la familia. Según ellos, hasta ese momento, no tenían idea de quiénes habían sido los anteriores habitantes del caserón.

La rescataron del abandono y la reinaguraron en mayo del año pasado. Después de eso, la fiesta del 8 de julio fue la más concurrida. Luces, colores, música en vivo. Tenían prohibido sacar fotos en el interior, pero las imágenes recorrieron las redes sociales.

El misterio detrás del viejo portón sin embargo, no se puede tapar. Aunque los Puccio cometieron cuatro secuestros extorsivos y mataron a tres de sus víctimas, los integrantes de la familia jamás admitieron su responsabilidad.

Fuente: TN