La delegación argentina se caracteriza por la diversidad de seudónimos entre sus equipos de deportes en conjunto; la historia detrás de cada uno.

Una generación de pumas, leones y leonas batallan como gladiadores para dejar su garra marcada en una historia dorada. Un lema que puede aplicarse a cualquiera de las selecciones de deportes en conjunto que representan a la Argentina en los Juegos Olímpicos Río 2016. Y que surge de un juego de palabras con todos los apodos que popularizaron esos equipos. Es que la delegación albiceleste es, casi con seguridad, la que más seudónimos tiene en la Villa Olímpica. Aquí, LA NACION te cuenta el origen y el porqué de cada uno. Un repaso por la historia que viste el presente.

Generación Dorada. Desde hace algunos años, y por una decisión exclusiva del marketing, la selección de básquetbol de hombres se hace llamar El Alma. Sin embargo, mientras aún queden en el plantel jugadores de la gesta de olímpica de Atenas 2004, cuando conquistaron la medalla de oro, será popularmente conocida como la Generación Dorada. El origen del apodo es difícil de rastrear, aunque se empezó a imponer con el reiterado uso de los medios. Lo seguro es que no salió de Manu Ginóbili, Luis Scola y compañía.

Los Pumas. Es conocida la historia del nacimiento del apodo los Pumas. Todo sucedió en 1965 con la confusión de un periodista y un jugador, que sin saber inglés, dio el visto bueno. Es sabido que el animal que está en el escudo es el yaguareté, el mayor felino de América («la verdadera fiera», en guaraní). Pero durante una gira que el equipo argentino hizo por Sudáfrica aquel año, coronada con el histórico triunfo 11-6 ante los juniors Springboks en el Ellis Park, la revista semanal The Weekly Farmers bautizó al equipo argentino. Confundió el yaguareté con el puma. Pero antes de publicar el nombre, le preguntaron a un integrante del conjunto nacional, Agustín Silveyra, quien sin comprender inglés contestó que sí. Así se dio el origen de los Pumas.

Los Gladiadores. El nombre de la selección masculina de handball deriva del apodo de uno de los integrantes del cuerpo técnico de Dady Gallardo. Se trata de Guillermo Cazón, ex arquero de River y del conjunto nacional. En su paso como técnico por el conjunto millonario, lo apodaron «Gladiador» por su parecido (un poco forzado) con de Russel Crowe, el actor principal de la famosa película. Ese espíritu se los transmitió luego a los jugadores de la selección. «En un torneo que jugamos en Brasil, nos miramos con Dady y dijimos que realmente parecíamos gladiadores, porque íbamos contra el mundo. Estamos solos ahí adentro, nos tiran a la arena y listo», recordó en una entrevista con Terra. El mote fue aceptado por los jugadores y la prensa. Así se impuso en el conocimiento popular.

La Garra. La selección femenina de handball adoptó este nombre a mediados de 2015, luego de armar los cimientos del equipo que conseguiría la clasificación a los Juegos Olímpicos. El apodo surgió por la iniciativa de la psicóloga del equipo, Laura Spaccarotella, que le comunicó al cuerpo técnico que debían redondear la mística ganada mediante un símbolo. Primero encontraron «Las Pibas», que tuvo hasta un hashtag, pero fue descartado porque es justo lo que ellas tienen que dejar de ser. Hace poco más de un año, en una gira por Hungría, nació el concepto de «La Garra», que es su máxima cualidad y hasta un reconocimiento de sus limitaciones.

Las Leonas. La historia cuenta que para los Juegos Olímpicos de Sydney 2000 nació el nombre de las Leonas. La Argentina jugaba contra Holanda y debía ganar, por eso apelaron a una imagen que les terminó dando una mayor fuerza: una leona. El logo fue diseñado por Inés Arrondo: una leona lista para atacar. La propia jugadora lo contó tiempo atrás: «Para el logo nos juntamos con la cuñada de Cachito Vigil. Yo me senté a hacer unos dibujos, siempre fui la dibujante del grupo, y luego los retocamos con ella. Estaban buenos porque no es fácil dibujar a una leona, darle las características. Junté mucho material y salió la leona que no está ni sentada ni atacando, sino preparándose».

Los Leones. Hace sólo tres años nació el nombre de los Leones. Con Las Leonas y la Generación Dorada instalados, los Pumas ya como un equipo histórico y otros comenzando a aparecer, los varones del hockey no se quisieron quedar atrás. «Los Coyotes» fue el primer nombre que se barajó, pero, tras una charla entre los referentes y Carlos Retegui, actual entrenador, quedaron en tomar el de las mujeres y hacerlo suyo.

La selección de voleibol masculina. El equipo que no quiere tener apodo. No es porque le parezca algo malo o porque renieguen de eso, sino porque ninguno de los nombres que les sugirieron a los jugadores convenció a la mayoría. Algunos de los nombres que se bajaron fueron: los Galgos, los Pillines y los Canguros. Se entiende por qué no gustaron. Hubo una opción que casi se gana la aceptación del plantel, pero que se cayó a último momento: los Chitas.

Las Panteras. «No podemos seguir siendo la selección perdedora», se plantearon las jugadoras argentinas de voleibol, algunos años atrás, en una reunión interna. Querían tener una identidad, querían dejar su marca, ganarse el respeto de todos. Con el paso del tiempo, comenzaron a crecer en el juego, convirtiéndose en una de las mejores generaciones de la historia. Para culminar eso que se plantearon en aquel encuentro, decidieron auto-bautizarse. Así nacieron las Panteras.

La selección de fútbol. No suelen usarse apodos para las selecciones de fútbol. De todas formas, ya quedó eliminada del certamen.

Fuente: La Nación