Una investigación en marcha en una isla ubicada el Sistema Iberá logró importantes avances en el conocimiento de las características ambientales del área en el pasado y de los primeros asentamientos humanos de ese sitio.

La Isla El Disparito, en la Laguna Trin, es un sitio donde afloran sedimentos holocénicos (10.000 años antes del presente) portadores de restos arqueológicos consistentes en enterratorios de diversos asentamientos de pueblos aborígenes. Junto a estos restos se ha registrado el hallazgo de moluscos y restos de vertebrados, peces, reptiles, aves y mamíferos, asociados a dichos asentamientos humanos.

El Holoceno constituye una división de la escala temporal geológica, y es la última y actual época geológica del período Cuaternario. En este periodo se produjeron transformaciones del paisaje inducidas por el clima, así como por la actividad humana debida tanto al asentamiento de las comunidades como a la explotación de los recursos naturales.

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Con el objetivo de profundizar el conocimiento del sitio Isla “El Disparito”, se inició tiempo atrás un proyecto investigación interdisciplinaria a cargo del Centro de Ecología Aplicada del Litoral (CECOAL- CONICET UNNE-) y la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales y Agrimensura de la UNNE (FaCENA), y con la participación de otras instituciones.

Al momento del inicio del estudio, los responsables del trabajo indicaron que el objetivo era obtener edades más o menos precisas de todos los restos que se encuentran en la Isla “El Disparito”, y describir las características ambientales del área en el pasado y durante los primeros asentamientos humanos.

Primeros resultados

Transcurrido casi un año y medio de investigación, la información recopilada durante la elaboración de este proyecto resulta de singular importancia. Los investigadores aclaran que es mucho más la información que aún puede aportar el sitio y que sus estudios adquieren relevancia para la reconstrucción del ambiente.

El sitio estudiado, presenta una extrema inestabilidad y fragilidad debido a que los sedimentos portadores de los restos están sometidos periódicamente a las variaciones estacionales del clima y a los cambios del nivel del agua de la Laguna Trin. El depósito forma parte de la playa sumergida y parte de la escasa superficie seca de la isla.

“Las aguas provocan el debilitamiento y destrucción de los huesos y del material lítico (rocas y cerámicas)”, explican desde el grupo de investigación bajo la dirección del Doctor Oscar F. Gallego y la co-dirección del Doctor Lionel Fernández Pacella.

Asimismo, la acidez del agua contribuye a la disolución del carbonato de las valvas de moluscos. Este carbonato actúa como cemento, litificando los sedimentos depositados por las aguas de la laguna, la materia orgánica y demás restos, dando origen a una roca sedimentaria (tipo caliza organógena).

La revisión de los restos óseos de vertebrados, realizados en los laboratorio de Biología de los Cordados (FaCENA-UNNE), permitió identificar la presencia de dientes y vertebras de tres órdenes de peces, y posibles anfibios, además, de vertebras de serpientes, huesos de aves y dientes y huesos de mamíferos (carnívoros, armadillos y roedores). También, de manera preliminar, se han identificado restos vegetales (semillas y frutos), microgastrópodos e insectos.

En el sitio se reconocieron rocas de dos tipos (arenisca y una caliza organógena ya mencionada) no muy comunes en el ámbito del Iberá. La arenisca rojiza, posiblemente de la Formación Solari, corresponde a materiales utilizados para fabricar herramientas por parte de las comunidades que habitaron la isla.

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Según explican los investigadores, la revisión de las colecciones realizadas previamente por el Mgter. Juan I. Mujica y su equipo, en el sitio y depositadas en el Centro de Interpretación del Iberá, reportaron el hallazgo de dos valvas de un molusco marino. Este material procede de niveles del terciario marino (Formación Paraná) aflorantes en la provincia de Entre Ríos, y forman parte de materiales posiblemente trasladados por los antiguos pobladores, aunque todavía queda revelar su exacta procedencia y como llegó hasta este sitio.

En las colecciones también se pueden encontrar restos de artefactos de uso humano durante períodos históricos, y que representan un archivo de datos importantes de recuperar y proteger, con el objetivo de preservar la historia de nuestros primeros pueblos.

“Este proyecto permitirá avanzar en el rescate y la salvaguarda de información, debido a que este asentamiento se encuentra en un contexto ambiental conformado por una isla que está sujeta a los cambios de ascenso y descenso de los niveles de agua de la Laguna Trin. Estos cambios deterioran y destruyen los materiales y restos depositados durante cientos de años” señalan los investigadores en un informe de avances en el proyecto.

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De esta manera, insisten, el sitio “Isla El Disparito” se encuentra en riesgo de perder su fundamental información y en consecuencia el patrimonio natural y cultural de la provincia.

Los resultados de este proyecto permitirán tener un panorama más acabado sobre el contexto ambiental, ocupado por asentamientos humanos dentro del Macrosistema Iberá, y otros datos relevantes para el conocimiento de las primeras comunidades del Iberá. También posibilitará la identificación de las asociaciones florísticas y faunísticas, sumado a la determinación de la palinoflora y principalmente la datación radiométrica y los análisis isotópicos permitirán realizar reconstrucciones ambientales.

Algunos resultados preliminares de la investigación fueron dadas a conocer en el marco de las actividades del Proyecto “Conocer para valorar y proteger el Iberá” del Programa La Universidad en el medio (UNNE), dirigido por los doctores Celina Godoy y Enrique Laffont (FaCENA-UNNE). Este grupo realizó el taller “Hallazgos en la Isla El Disparito” destinado a alumnos secundarios y de la Tecnicatura en Turismo y guías de sitio de la localidad de Concepción del Yaguareté Corá, que contó con la participación de más de cuarenta asistentes en una jornada de singular importancia para la puesta en valor de la riqueza arqueopaleontológica del Iberá.