El bloque justicialista mantuvo su unidad y no bajó al recinto. El oficialismo quiso aprobar sobre tablas el proyecto venido del Senado, aunque con algunas modificaciones.

Algo no terminó de cerrar ayer en la Cámara de Diputados. Al promediar la mañana de ayer, se descontaba que contra viento y marea el oficialismo lograría el tratamiento sobre tablas del controvertido proyecto del Iberá que no figuraba en el orden del día, y hasta se hablaba del concurso de algunos miembros de la bancada justicialista que podrían acompañar.

Fuentes oficiales del bloque del PJ negaron rotundamente la especie, dejando en claro que si hubo compromisos fueron a título personal, sin el aval de la Presidencia, que luego de una reunión con el titular de la Cámara aseguró que el bloque no había tratado hasta entonces orgánicamente la cuestión. Descartó que se pueda avanzar y dio por cierto que dentro del bloque todos se sujetarían, como finalmente fue, a la decisión mayoritaria del mismo.

Contrariamente a las especulaciones del oficialismo, nadie saltó el cerco. Ni siquiera los diputados José Mórtola y César Acevedo, que se decía habían acordado anoche su voto con el Presidente del cuerpo. En el caso de Acevedo hasta se dijo que aun sin el permiso del bloque habría firmado despacho de comisión. En los hechos, con el correr de las horas la especie se fue desdibujando.

Luego de nerviosos conciliábulos primó la posición de la presidente del bloque, Mercedes Yagueddú, quien reclamó disciplina y obediencia para recrear la confianza y privilegiar la unidad.

DIMES Y DIRETES

Una fuerte campaña mediática de hora temprana alentaba recurrentes versiones emanadas desde la propia Presidencia de la Cámara, que daban por cierto que el tema Iberá se despacharía con modificaciones para volver al Senado.

Frente a esta circunstancia, la Presidente del bloque justicialista se comunicó con el titular de la Cámara a primera hora del día, recibiendo según la legisladora el compromiso de que todo estaba en orden, sin que se prevea que el tema sea llevado al recinto.

Aún así otras versiones dignas de crédito aseguraban que anoche tres diputados del justicialismo, sin el conocimiento del resto del bloque habrían anudado acuerdos cuyo cumplimiento ayer les fue reclamado, sin respuestas.

Con la Diputada astradense comandando a mano firme el bloque, nadie quería pagar el costo de quedar pegado al oficialismo. El resto del bloque anticipaba que no convalidaría la política del hecho consumado que se quiso implementar, y se juramentó no bajar al recinto, con lo cual quedarían expuestos los diputados que convalidaran el tratamiento sobre tablas.

Frente a la firmeza de los planteos, se acordó el retiro del Palacio, sin bajar a dar la discusión ni habilitar los dos tercios. Se invocó una cuestión de forma, originada en la desprolijidad con que se actuó. Para el oficialismo hubo diputados del peronismo que no cumplieron la palabra, aunque se sabía que tales compromisos no eran expresión orgánica del pleno de los diputados. Un pecado original que no podría ser obviado por los negociadores del oficialismo que tejieron lo que debía ser una decisión de rápido trámite.

Ahora el proyecto deberá seguir los tiempos parlamentarios y quedará ver cómo procesa el peronismo el nuevo cuadro de situación que se ha generado.

Hay opiniones a favor y en contra del proyecto, aunque están también los que proponen una solución salomónica que apunta a evitar que las diferencias se hagan públicas. Aluden a una cuestión de forma impeditiva de un voto positivo, pero también de uno negativo.

Aluden a que las comisiones no han agotado el análisis, las consultas y los pedidos de informes y que tan siquiera se constituyeron en el lugar de los hechos para escuchar a los pobladores.

Señalan entonces que con los elementos de juicio disponibles no sería ni el apoyo, ni el rechazo, en una posición intermedia que se asemeja a un «ni» y que apunta a unificar criterios en un bloque que no soslaya la importancia de privilegiar la unidad, dejando los costos a cargo del Gobierno.

Fuente: El Libertador