Utilizar malas palabras en medio de la exigencia física podría incrementar la fuerza y los niveles de energía.

 

Ante rutinas demasiado exigentes, puede haber momentos en los que el cuerpo quiera parar porque el cansancio parece vencerlo. En esas circunstancias, puede haber varias maneras de auto motivarse que tienen que ver con la fortaleza mental. Y uno de ellas es a través de los insultos, que si bien parecerían ser negativos pueden tener beneficios novedosos y sorprendentes en relación al resto.

De acuerdo a un estudio encabezado por el Dr. Richard Stephens la Universidad de Keele y los doctores David Spierer y Manuel Katehis de la Universidad Long Island, expresar el enojo o la frustración podría aumentar la fuerza de las personas durante períodos cortos de tiempo. Se explicó que el uso de malas palabras aumentaría la tolerancia al dolor por la estimulación del sistema nervioso simpático, responsable de las revoluciones del ritmo cardíaco. Asismismo, ayudaría a resistir tras la aparición de algún tipo de amenaza contra la actividad y tolerar de una mejor manera posibles frustraciones.

Para probar la resistencia que los insultos le pueden brindar a los individuos en medio de una rutina física, seleccionaron a 29 voluntarios que pedalearon a una velocidad intensa en bicicletas fíjas durante 30 segundos mientras lanzaban insultos al aire y repitieron la rutina pero con palabras más inofensivas. Luego, otros 52 participantes apretaron una mancuerna tan fuerte como podían, primero insultando a los gritos y después con términos más suaves.

Así, se buscó medir el rendimiento de los atletas en dos circunstancias puntuales: mientras pronunciaban insultos y al utilizar palabras neutras y sin significados agresivos. Y si bien en ambos contextos no hubo demasiadas variaciones en cuanto a la frecuencia cardíaca, la conductancia de la piel -una medida que aumenta la excitación fisiológica- y la presión arterial, remarcaron que aquellos que insultaban tuvieron una mayor potencia.

«Nuestro trabajo sugiere que el sistema nervioso simpático puede ser un factor determinante a la hora de llevar a cabo ciertos ejercicios», remarcó David Spierer, coautor del estudio y ex profesor asociado de entrenamiento deportivo, salud y ciencias del ejercicio en la Universidad de Long Island de Brooklyn. Además, sostuvo que maldecir «le puede permitir a la gente terminar sus inhibiciones».

También agregó que este hábito puede ser útil en otros contextos en los que se requiera un aumento de fuerza muscular y una mayor energía. «Si usted está tratando de abrir un frasco y es muy difícil, no voy a decir que maldecir sin duda permitirá que la abras, pero va a disminuir su conocimiento de qué es lo que está haciendo, y eso sí puede ayudarlo», concluyó.