Un capítulo navideño de la serie adelantó en 1999 la llegada de juguetes maquiavélicos y alertó sobre la indebida recolección de datos personales y violación de la privacidad de los menores de edad.

No es la primera vez, ni tampoco será la última, que Los Simpsons han sabido adelantarse en el tiempo y anticipar cosas que estaban por venir. Sucedió, por ejemplo, con la llegada de Donald Trump a la presidencia de los Estados Unidos y otros casos verdaderamente sorprendentes.
Ahora, esa asombrosa habilidad para adelantarse a los tiempos, queda nuevamente a la vista de todos gracias a lo que pudo verse en un capítulo de la exitosa serie en 1999, cuando Los Simpsons presentaban increíbles juguetes interactivos e inteligentes que, lisa y llanamente, violaban la privacidad de los niños que los usaban, convirtiéndolos -maquiavélicamente- en sus propios conejos de laboratorio.
De acuerdo a un informe de Nicolás Villar, la serie se hacía eco de los revolucionarios muñecos Furby, capaces de relacionarse de manera interactiva con los niños norteamericanos, algo que los convirtió en verdaderas estrellas del mundo lúdico y siendo pioneros de otros como el Amazon Echo y Google Home.
En el mismo sentido van los productos interactivos creados por Genesis Toys (de Hong Kong) , firma actualmente investigada por la Justicia estadounidense y por la Unión Europea luego de haberse recibido numerosas denuncias contra sus modelos My Friend Cayla e I-Que Intelligent Robot, de los que se sospecha recolectaban datos personales de los millones de niños de manera ilegal, a través de «conversaciones» diarias con ellos.

Así las cosas, las protestas y reacciones no demoraron demasiado en llegar y una coalición liderada por la Campaña por una Niñez no Comercial presentó denuncias vinculadas a la protección de datos privados, protección al consumidor y regulaciones de seguridad en varios países europeos.
Los padres que compraron este tipo de juguetes a sus hijos dicen sentirse claramente defraudados y exigen tener pleno conocimiento sobre estas indebidas prácticas de recolección de datos, mientras aseguran que este es un derecho ineludible, sobre todo para proteger a niños que no tienen otro modo de defenderse de esta invasión.

De acuerdo a diferentes informes e información fidedigna, el fabricante denunciado no tiene la autorización correspondientes de los usuarios para recopilar información de las grabaciones de voz de los niños mientras interactúan con los juguetes en cuestión.
La reciente investigación sirve como válida advertencia para legisladores y grupos de defensa del consumidor, que no se han adaptado debidamente a las nuevas tecnologías y los riesgos que estas conllevan.

El reciente hackeo que afectó parte de la conectividad a internet en EEUU puso el foco en dispositivos hasta el momento «inofensivos», como refrigeradores y monitores infantiles conectados a internet, utilizados como vehículo para ingresar a las redes hogareñas y causar estragos a gran escala.