El cliente, después de completar una encuesta de estilo, recibe en su casa una caja de 15 prendas sorpresa elegidas por una asesora de moda. “El vestuario a medida”, de gran éxito en Estados Unidos, llegó al país y gana adeptos. Qué ofrece el original modelo.

Opción 1: el método tradicional. El potencial cliente asiste a un shopping o a una avenida abarrotada de locales. Muchas veces sin el tiempo suficiente o sin el registro claro de qué va a buscar. Camina, explora, se prueba. Cuando por fin da con una prenda de su agrado, la compra y se la lleva.

Opción 2: desde la comodidad de su hogar, el potencial cliente scrollea los sitios web de los locales de ropa. No tiene la posibilidad de probárselo antes de comprar, pero confía en su instinto.

La opción 1 es un hábito adquirido. La compra física aparece como la transacción más segura. La opción 2, el e-commerce, poco a poco gana terreno, pero aún no se consolida con firmeza en el país. A ellas dos, hay una alternativa novedosa que se presenta como condensadora de sus mejores cualidades. El concepto al que responde es al de shopping personalizado.

En Estados Unidos, desde 2009, una empresa se propuso romper con los paradigmas conocidos de adquisición de indumentaria. Trunk Club pergeñó un sistema de negocios en el que el cliente tiene nombre y apellido, una altura específica, un peso determinado, talles de jean, de remera, de zapatillas. Apostó por la relación con el cliente a largo plazo y marcó el primer paso en esta nueva modalidad. Hoy opera en 48 de los 50 estados norteamericanos.

El potencial cliente, entonces, se sienta frente a su computadora. Completa por única vez una encuesta de estilo en la que se indaga en su gusto a la hora de vestir. Se le muestran imágenes de outfits laborales o informales y responde con cuál de ellos se siente identificado. Rellena los datos relativos a sus talles típicos y eligen por qué vía prefieren ser contactados: Whatsapp, teléfono o mail. En ese momento, emerge la figura de la asesora.

La asesora recopila los datos del cliente y se contacta con él en la búsqueda de ampliar la información. Su trabajo será la interpretación de sus preferencias y el posterior armado de una caja con 15 prendas que llegarán a la casa del cliente. El usuario, una vez que tiene en su poder las camisas, los zapatos, los jeans, cinturones y un largo etcétera, tiene tiempo para probárselos en forma gratuita. Tan solo pagará por las prendas que decida conservar.

caja de ropa personalizada

Inspirados por la originalidad de lo propuesta, en Argentina surgió a fines de 2014 Bacán, hasta ahora su único exponente en el mercado local. Desde que se lanzaron, su crecimiento fue incesante y prevén, para 2017, triplicar las ganancias del año pasado. Ramiro Gramajo, CEO y fundador de la empresa, explicó a Infobae: «Este nuevo concepto combina tecnología con personalización y ofrece una propuesta de valor muy consistente para quienes quieren verse bien y no tienen tiempo, ganas o no saben cómo lograrlo».

El modelo no es fijador de precios. Su negocio es la compra al por mayor. Su compromiso es vender al precio del local. Bacán adquiere indumentaria tanto de las principales marcas como de otras emergentes y de diseñadores independientes. Por lo tanto, no tiene un estilo definido. Busca adaptarse a los gustos de sus usuarios que, por ahora, son solo hombres aunque está dentro de sus planes expandirse y llegar a la mujer.

El diferencial al que apuntan, conocer al cliente: «Cuando vas a un local en un shopping nadie sabe quién sos, qué te gusta, qué tenés y qué necesitás. Les interesa vender. No hay un asesoramiento verdadero. La asesora cumple un rol distinto al de un vendedor. Su objetivo es conocer a cada cliente y lograr que se vea bien de acuerdo a su estilo. El enfoque es totalmente diferente», sostuvo Gramajo.

El shopping personalizado, las nuevas cajas, deben combatir el hábito por demás arraigado de mirar la ropa, analizar y seleccionar. El proceso típico al que el cliente está acostumbrado. Aunque también, por otro lado, esa tradición puede resultar un hastío, una molestia: «La propuesta apunta a mejorar el proceso de selección. Pretende acotar el enorme universo de productos que creemos que no aplican al usuario».

El encanto de abrir una caja sin saber qué se va a encontrar. Dejarse sorprender por la vestimenta y los accesorios elegidos de acuerdo al estilo consignado. El factor clave de este nuevo sistema.»Hace poco nos escribió un cliente y nos dijo ‘cada vez que me llega una caja me siento como en Navidad'».

Fuente: Infobae