Es una investigación del Observatorio de Tendencias Sociales y Empresariales de la Universidad Siglo 21.

 

Que resuelva bien los conflictos, incentive el trabajo en grupo, empatice con su equipo, sea fuente de inspiración e intente sacar lo mejor de cada uno. Esas son las cinco características que, según una investigación del Observatorio de Tendencias Sociales y Empresariales de la Universidad Siglo 21, deberían tener los jefes. Surgen de las respuestas de más de 1.000 trabajadores argentinos que a su vez confirman que muy pocos cumplen con todas ellas. En este sentido es que sólo uno de cada diez empleados (el 12%) cree que su superior es un buen líder.

Del mismo informe se desprende que, para el 87% de los consultados, el líder no lo ayuda a sentirse orgulloso en su trabajo. En cuanto a los cinco puntos centrales: sólo el 27% manifestó que su jefe lo inspira, el 30% dijo que siente que su superior se pone en su lugar, el 31% que aborda adecuadamente los problemas que se dan en la oficina y el 35% que saca lo mejor del grupo. Para 4 de cada 10 su jefe colabora y fomenta las tareas en equipo.
Mariano Osses, profesor de la Escuela de Negocios de la Universidad Siglo 21 y experto en comportamiento organizacional, asegura que “los resultados de la encuesta son un signo de un cambio de tiempo”. “El liderazgo por control y autoridad está dejando de tener efecto. Ya no va más el sistema de premios y castigos. El hombre deja de ser un engranaje de la maquinaria, ahora quiere sentirse orgulloso de lo que hace. El trabajo no es sólo el medio para conseguir el sustento sino también para obtener logros profesionales”, explica.

En un estudio previo, Osses identificó que el orgullo es el predictor principal de la felicidad laboral. “Por eso, si los jefes quieren que sus empleados trabajen con ganas, tienen que empezar por cambiar su actitud. La gente que es mal liderada tiende al cinismo: le da todo lo mismo y no le importa si a la empresa le va bien”, resume el referente de la universidad.
La socióloga Manuela Gutiérrez coincide en que “el desempeño laboral se encuentra totalmente atravesado por el papel del líder”. “Si hay motivación, confianza y credibilidad las cosas van a funcionar mil veces mejor que en un ámbito en el que sucede lo contrario”, sostiene Gutiérrez.

Y remarca que a veces el maltrato, el desprestigio y la negación de los talentos de los trabajadores tiene que ver con la inseguridad que puede tener el líder quien, en ese camino, busca evitar que alguien compita por su espacio y su lugar de poder.
Florencia Prata tuvo malas experiencias en relación de dependencia y ahora puso su propio negocio.

«Mi jefa, que era una supervisora, no reconocía los buenos resultados pero te marcaba todas las malas».

Florencia Prata (28) no tuvo buenas experiencias en relación de dependencia. Y, según cuenta, siempre se le complicó con sus superiores. “Trabajé en dos lugares como vendedora de ropa. Mi primera jefa, que era la dueña del local, no se dirigía de buena manera ni alentaba a sus empleados. Además, transmitía miedo”, recuerda Prata y señala que “un mal líder te saca las ganas”.

En su segundo trabajo la situación fue similar. “Mi jefa, que era una supervisora, no reconocía los buenos resultados pero te marcaba todas las malas. No sacaba lo mejor de mí, sino lo peor”, sigue Prata, quien optó por independizarse y abrir su propio negocio. “Lo hice en gran medida por esos líderes negativos. Hoy tengo una carnicería y granja con mi hermano y soy mi propia jefa”, agrega.
Juan Cibelli es corredor de bolsa y trabaja hace 5 años en la misma empresa. (Alfredo Martínez)

«Se ponen en tu lugar, te ayudan a crecer, te transmiten confianza, seguridad y te dejan manejarte con libertad»

La situación de Juan Cibelli (28) es totalmente opuesta. Es corredor de bolsa y trabaja desde hace cinco años en la misma firma. Dice que sus tareas son estresantes, porque tiene que tomar decisiones importantes y asesorar gente en forma permanente, pero que tener buenos líderes hace que todo resulte mucho más llevadero.

“Se ponen en tu lugar, te ayudan a crecer, te transmiten confianza, seguridad y te dejan manejarte con libertad. Además, el trato siempre fue bueno incluso cuando tuve diferencias”, comparte Cibelli que remarca que el buen clima es clave para distenderse y que, gracias a eso, va a trabajar contento.

 

«Creo que los errores hay que marcarlos pero siempre de buena manera».

A Agostina Nitardi (31), que se desempeña en el área de marketing de una empresa desde hace ocho años, la ascendieron hace poco. Y hoy se encuentra con el desafío de ser jefa. “En mi carrera tuve líderes de todo tipo y aprendí de lo bueno y de lo malo. Hay que ser flexible, escuchar e internar construir en equipo. Antes de reaccionar, pienso dos veces. Porque creo que los errores hay que marcarlos pero siempre de buena manera”, suma Nitardi.