El sistema ayuda a las personas obesas a perder grandes cantidades de peso sin necesidad de pasar por el quirófano. Pros, contras y en qué casos se recomienda la novedosa técnica

La obesidad es una enfermedad crónica, progresiva y de carácter epidémico que representa un problema serio para todos los sistemas de salud del mundo. De origen multifactorial, en su génesis intervienen factores ambientales, sociales, conductuales (hábitos de vida), hereditarios y psicológicos, entre otros.

La complejidad de esta enfermedad determina la necesidad de un abordaje multidisciplinario que, de acuerdo al caso, puede requerir la intervención de especialistas en nutrición, psicólogos, profesores de educación física. Y en las últimas décadas, cirujanos y endoscopistas inclusive.

Un estudio presentado recientemente en el Congreso Europeo sobre Obesidad mostró que 38 pacientes habían perdido una media de 15,5 kilos en 16 semanas, lo que equivalía a alrededor de un tercio de su exceso de peso. ¿Cómo? Con un globo gástrico que se infla en el estómago.

El sistema ayuda a las personas obesas a perder grandes cantidades de peso sin necesidad de una cirugía invasiva. Según detallaron en el congreso, el globo se traga como una píldora, pero con un tubo conectado largo y delgado. Mediante un ultrasonido se determina el momento en el que el globo está en el estómago, allí se llena de agua a través del tubo y este se desprende tirando hacia atrás a través de la garganta. Después de 16 semanas, el globo estalla en el estómago. En ese momento el agua se libera y el balón en sí se excreta.

Así funciona el globo gástrico (Daily Mail)

Así funciona el globo gástrico (Daily Mail)

Acerca de las diferencias con las operaciones más comunes para perder peso, los especialistas aclararon que la cirugía bariátrica es muy eficaz para reducir el tamaño del estómago, pero la anestesia para alguien que tiene exceso de peso puede llegar a ser un riesgo. Además, aquellos que quieran someterse a cirugía también deben someterse a un largo período de preparación física y psicológica.

Al final de las 16 semanas a los pacientes se les alentó a realizar una dieta mediterránea para tratar de mantener la pérdida de peso, ya que no debe perderse de vista que, a diferencia de la cirugía gástrica, el globo es una medida temporal.

Para Jason Halford, de la Asociación Europea para el Estudio de la Obesidad, «la tecnología en sí es interesante, pero realmente se debe concientizar a las personas antes de colocarlo ya que cualquier persona que tenga un tipo de globo gástrico que restringe el tamaño del estómago tiene que cambiar sus hábitos alimenticios. Hay algunos alimentos que no pueden comer fácilmente, como la carne masticable. De hecho, sólo pueden comer pequeñas cantidades en una sesión».

Halford explicó que, si bien la cirugía bariátrica es un cambio permanente en la vida del paciente (sometiéndose a orientaciones psicológicas y de nutrición antes del quirófano), el globo gástrico podría ser una alternativa o fase «anterior» para aquellos que no quieran o no sean adecuados para la cirugía.

Para la doctora Roberta Lenca, de la Universidad Sapienza de Roma, y autora principal del estudio, «debido a que el globo no requiere endoscopia, cirugía o anestesia, puede hacer que sea adecuado para una población más grande de pacientes obesos que no responden a las dietas y/o tratamientos y sus estilos de vida».

El jefe de Cirugía Bariátrica del Hospital Privado Universitario de Córdoba, Federico Moser (MP 25537/0) destacó que «en la utilización de dispositivos de este tipo como en todo tratamiento médico, el éxito y los riesgos eventuales en gran parte dependen de una correcta valoración y una indicación honesta y precisa».

Y tras considerar que «impresiona ser un procedimiento de bajo riesgo para el paciente», analizó que «es necesario mayor experiencia antes de establecer claramente las complicaciones y su frecuencia». «Sin dudas que la mayor ventaja de los procedimientos de este tipo es la escasa invasividad si uno lo compara con la cirugía bariátrica -evaluó-. Otra ventaja es que se trata de un procedimiento reversible y con la potencialidad de poder colocarse en otras oportunidades a lo largo del tiempo».

Aunque consideró que «claramente presenta dos grandes desventajas al compararlo con la cirugía bariátrica: la primera es que no tiene ningún mecanismo de acción hormonal (presente en la cirugía) a nivel de la regulación del apetito ni acción en el metabolismo (la cirugía bariatrica logra un excelente control de la diabetes en un alto porcentaje de pacientes). La otra desventaja es que la obesidad es una enfermedad crónica y progresiva por lo que todo tratamiento debe realizarse de por vida con el propósito de controlar esta enfermedad y lograr el objetivo primario que es cambiar hábitos alimenticios. Si el paciente no logró cambiar hábitos luego de la extracción del balón el paciente indefectiblemente recurrirá a la obesidad».

Sobre a qué pacientes recomendaría este tipo de procedimiento, Moser insistió: «Fundamentalmente a aquellos pacientes con obesidad leve o sobrepeso que les cueste bajar de peso, pero que no reúnen los criterios para la cirugía. También es de utilidad como ‘puente’ para lograr un descenso de peso en pacientes con obesidad grave que luego serán sometidos a cirugía con menos riesgo anestésico«. Y finalizó: «La indicación y la realización de este tratamiento debe ser como cualquier acto médico realizado por personal idóneo en instituciones con la infraestructura adecuada para dicho fin y los dispositivos que se utilicen deben contar con la autorización para su utilización por parte de los diferentes entidades regulatorias nacionales e internacionales que garanticen su seguridad».