No existe una definición clara de lo que supone ser un superhéroe. Pero en líneas generales, el término se aplica a personajes con poderes sobrehumanos que dedican sus esfuerzos a combatir el mal y proteger a los indefensos.
Hubo y hay una tendencia a pensar que los niños que ven películas y dibujos animados de estos personajes toman de ellos las mejores cualidades, como la solidaridad y el compañerismo. Sin embargo una investigación reciente en la que participaron preescolares demuestra otros resultados.
En el estudio publicado en la revista Journal of Abnormal Child Psychology, en el que participaron 240 niños de entre 3 y 5 años, los investigadores revelaron que los infantes a esta edad absorben más los comportamientos agresivos y violentos que la idea de defender a otros.
Como lo señala la directora de la investigación, Sarah Coyne, profesora de la Universidad de Brigham Young en Utah, EEUU, muchas veces los pequeños no captan lo bueno de sus héroes porque las tramas son muy complejas o no están hechas para niños tan pequeños, ya que incluyen una mezcla de escenas violentas muy difíciles de discernir para ellos.
Para llegar a esta conclusión, se les preguntó a los participantes sobre 10 superhéroes populares, y respondieron cuál era su favorito y qué les gustaba de ellos. Las respuestas sorprendieron a más de un investigador. Coyne detalló que tan solo un 10% mencionó que le gustaban por que defendían a los demás. El 20% asoció su superhéroe preferido con algún tipo de habilidad violenta, por lo grande y porque podía golpear. Otro niño expresó, que el Capitán América era su favorito porque podía matar. Y un 70% eligieron a sus sus ídolos porque eran grandes, fuertes y podían volar.
El año pasado, la experta estudió los efectos de la cultura de las princesas Disney en los niños y encontró que la prolongación de los estereotipos tendría efectos perjudiciales. Sin embargo, sugiere que los padres sean moderados a la hora de permitir a los chicos estar frente a los videojuegos o la pantalla de TV, de manera que les quede tiempo para desarrollar actividades lúdicas.
“La finalidad de la investigación no es prohibir que nuestros hijos vean series o películas de superhéroes, ya que puede ser algo mágico para ellos», explicó la investigadora. «Pero hay que tener en cuenta que el exceso de consumo es perjudicial y que los resultados muestran que el mejor camino es el equilibrio y que podamos hablar con ellos de los efectos y consecuencias que tiene ser fan de sus superhéroes favoritos”.
Mantener por parte de los padres una cuota moderada en el tiempo de héroes, princesas y villanos es una buena opción siempre y cuando se alterne con una cuota similar en la que puedan expandir las capacidades inventivas a través del juego.