Vecinos de barrios como Pirayuí, Montaña, Ponce y Cremonte, entre otros con calles de tierra, se quejaron porque los colectivos dejaron de ingresar por el mal tiempo. En otros casos expresaron su malestar por la ausencia de garitas que resguarden de la inclemencia climática. Solicitan condiciones dignas ante una tarifa elevada.

El mal tiempo de esta semana generó múltiples inconvenientes, entre ellos el problema con el colectivo urbano, que según contaron algunos usuarios, dejaron de ingresar a zonas en que se acumulaban agua y barro, dejando aisladas a cientos de personas que requerían del servicio para asistir a sus obligaciones.

Se multiplicaron las quejas de pasajeros que se vieron afectados por la ausencia de la prestación del transporte en un día de inclemencias climáticas.

La mayoría de los reclamos provinieron de personas que habitan los barrios como Pirayuí, Montaña, Ponce y Cremonte, donde las líneas dejaron de ingresar en momentos en donde más fuerte se desató la lluvia.

«En días en que más necesitamos el colectivo para poder trasladarnos a nuestros trabajos, no podemos contar con el servicio. Tenemos que caminar y mojarnos hasta la parada en la que pasa», manifestó una mujer en un programa radial.

Además, señaló que «no es justo que tengamos que pasar por esta situación, teniendo en cuenta que pagamos un pasaje de casi 8 pesos. Se supone que nos tienen que dar garantías».

Es así que muchas personas coincidieron en expresar su enojo ante la falta de relación entre el precio del boleto, que subió hace muy poco (el segundo incremento en el año), y la precaria prestación que reciben.

ESPERANDO GARITAS

Otra situación que se advirtió con el mal tiempo es la falta de garitas. Si bien es una de las condiciones que siempre se establece cada vez que se aplican tarifazos, todavía esperan por la implementación.

Los pasajeros en muchos casos no tuvieron dónde cubrirse para esperar el colectivo sin mojarse. Tanto las paradas céntricas como barriales carecen de protección para los usuarios.

Por otro lado, también surgió la queja por la ubicación de las máquinas que registran las tarjetas Sube.

«Por favor, pedimos que se revea el lugar en que están colocados los dispositivos, porque están muy sobre la puerta y con el mal tiempo tarda un poco más en identificar. Mientras tanto las personas deben esperar casi en la puerta del colectivo o en la vereda para poder subir. Esa problemática fue muy evidente con la lluvia», relató un vecino.

Fuente: El Libertador