El nombre avisa: inferno hot pilates. Pero en este averno de 55 minutos, calzas y un clima de 35 grados, las únicas que se van a quemar son las calorías.

El purgatorio es para las que en el gimnasio normal “robaban” segundos aferradas a su botella de agua. Es la última tendencia mundial en fitness, llegó apenas en junio y cada vez mueve más cuerpos en Argentina.

El paraíso, para muchas mujeres -que, como en pilates, son la mayoría-, llega después. Cuando no abandonan y cambian grasa por músculo.

No hay lugar para las débiles y se está acaban el espacio para las persistentes. Este mes el cupo explotó en Palermo y ya agregan más clases.

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“Es una combinación de dos métodos: un sistema de Entrenamiento de Intervalos de Alta Intesidad, que usa los principios del pilates. No es 100% pilates”, explica a Clarín Daniela Cristofori, manager de Bikram Yoga Buenos Aires, sobre la avenida Las Heras.

Esos intervalos son 8 rondas de 20 segundos de ejercicios, con 10 segundos de descanso entre cada una. Y así hasta el final. Toda la concentración de fuerza está en el core o zona media del cuerpo: las cuatro capas de abdominales más difíciles de marcar (piso pélvico, músculo erector de la columna y diafragma).

El tema del calor es clave.

Las clases se realizan en un salón con un sistema de calefacción central programado a 35°. “El calor hace que los músculos que relajen más rápido. Eso evita lesiones. No necesitas precalentar”, explica Daniela, que también es instructora de inferno hot pilates.

En la clase de los lunes, a las 20:45 –dice asombrada– puede haber más de 40 personas. No hay contraindicaciones para asistir hasta a 3 clases semanales -también los miércoles y los viernes- pero la única condición es no tener problemas cardíacos.

“No se usan aparatos ni elementos. Se usa el peso de tu propio cuerpo. Hacemos un montón de planchas, puentes de pilates, push ups (lagartijas), burpees (estando en cuclillas, con las manos apoyadas en el suelo, se salta llevando las piernas hacia atrás. Luego, una flexión de brazos, un salto llevando de nuevo las piernas hacia adelante y se salta verticalmente lo más alto posible) y sentadillas.”

“No es como el apto físico para un gimnasio normal. Si hacés funcional no pasa nada, no es tan ‘terrible’. Pero es muy importante que quien quiera comenzar este método no tenga antecedentes coronarios o de ACV. Esto es de alta intensidad, en serio”

Esto es así porque se busca mantener elevado el ritmo cardíaco (conocido como ejercicios de cardio), porque ayuda a quemar grasas.Quienes tienen problemas de rodillas, dolores de espalda o hernias, también deben evitarlo.

El bolsillo también tiene que tener su fuerza. 4 clases en un mes salen $ 900, si que quiere llegar a las 8 clases en 30 días, $ 1.200, y 10, $ 1.300. Las clases son mixtas, pero ellas dominan en cantidad sobre el mat (la misma que se usa en yoga). La mayoría tiene entre 20 y 30 años.

Las clases son mixtas y con música para marcar el tempo al límite. “es todo tan rápido que no te das cuenta de que te estás matando.”

Este método fue creado por una ex fisicoculturista húngara, Gabriella Walters, y desarrollado en Estados Unidos, donde ya es un furor instalado en Instagram por la actriz Kate Hudson. Resta que pise fuerte en Europa, donde se elige más la actividad al aire libre que dentro de los gimnasios.

Hay un momento de la clase más que intenso. Se hacen distintos tipos de planchas (planks) durante 1 minuto, es decir, son 6:30 minutos de trabajo abdominal hipopresivo (dentro de la cavidad abdominal).

La humedad es otro factor decisivo.

“Se trabaja con 40% de humedad, mínimo, para ayudarte a transpirar y estimula el metabolismo y promueve la desintoxicación durante la clase”, explica Daniela.

La hidratación también tiene su particularidad. No es durante la clase sino antes. El ritmo es tan vertiginoso que no hay tiempo para perder segundos aferrados la botellita de plástico. “Podés tomar, claro, pero tampoco está bueno llenarse la panza de agua en una clase tan exigente”, cierra Daniela.

La idea es reponer los minerales perdidos luego del clásico aplauso del final del entrenamiento. Y es uno merecido. El único momento de relajación es el de estiramiento. Al minuto 53.

Dana Heiber (31) es actriz, vive en Palermo y desde hace3 meses que hace infermo hot pilates 3 veces por semana.

“Aunque todo sea muy rápido no deja de ser muy intenso. Es muy fuerte, pero lo elijo porque en una hora trabajo abdominales, glúteos y piernas. El calor hace que limpie mi cuerpo de toxinas. Y es súper divertido por la música”.